Un tema como mucho debate pero, que viene bien saber sobre el mundo del perro y sobre como adiestrar un perro de utilidad. Os hablaré de la diferencia entre los perros de belleza o perros de exposición, y los perros de trabajo o perros de utilidad. A simple vista puede parecer que son polos opuestos, ¡pero no! A ambos les une algo y tiene mucha importancia.
Todo este tema lo sé desde primera persona, como adiestrador de perros que soy, y quiero informaros de cada detalle y diferencia.
Perro de exposición o perros de belleza
Los criadores que se dedican al mundo de las exposiciones de belleza tienen como objetivo buscar siempre la morfología perfecta: Cabeza, mandíbulas, patas, pelos, colores … etc.
Todo con un fin estético de conseguir el perro más bonito y perfecto a los ajustes estándares de su raza, para así acumular grandes premios y caché en sus criaderos.
Perro de utilidad o perros de trabajo
Luego están los criadores del perro de trabajo, estos sin embargo tratan de buscar perro de utilidad activos, excitables, juguetones, resolutivos, con iniciativas, predispuestos, todo con el fin de trabajar en una especialidad y hacer grandes trabajos con el perro. Ya sea, estupefacientes, rescate, pastoreo, lazarillo…etc
En los criadores de perros de trabajo su belleza llega a pasar a un segundo plano, priorizando siempre que sean perros dinámicos en su trabajo y sean perros predispuestos durante su actividad.
¿Qué tienen en común el perro de exposición y el perro de utilidad?
Todo lo dicho anteriormente, si bien es muy bueno y respetable, y aunque sean dos líneas diferentes en el mundo del perro, a ambos les une siempre algo muy importante, la genética morfológica y psicológica, a la que deben cuidar y tomar en serio su importancia.
“Si ambos criadores se olvidan de la importancia del factor genético están perdidos”. Muchos de estos perros terminan cedidos o abandonados, por falta de expectativas en el plano psicológico “este perro me salió tonto” o “este perro me salió malo” son expresiones que se escuchan recurrentemente.
Para que queremos un perro bonito, si luego resulta que es inseguro, miedoso, lleno de tensión y ansiedades. En el momento que entra en el ring… ¡zas! muerde al juez a la mínima que lo toca, o no se centra ni en nosotros, ni al entorno debido a la tensión y la escasa atención y percepción al medio que le rodea y con ello la dificultad en sus aprendizajes. Es clave dar con la elección del perro perfecto.
O en el caso de los perros de trabajo, consiguen hacer auténticas máquina de trabajar, siempre dispuestos, haga frío, calor, y a cualquier hora. Pero resulta que a la hora de sacarlo de la escena del trabajo y entrar en sociedad, tenemos un perro mal educado, inseguro, tensionados, miedosos, incluso con muestras de síntomas de agresividad por falta de autocontrol hacia otros perros o personas.
Por supuesto ocurre en los perros de compañía (que siempre suelo decir que también es un trabajo); le dedicamos tiempo a educar y exponer al animal constantemente al ambiente. Resulta que nuestros esfuerzos son fallidos, no deja de tener miedo, tensión, o inseguridad y de ver un peligro o amenaza donde no lo hay. Siendo muy sonado el comentario de los propietarios “hoy día aún no recuerdo que le ha podido ocurrir en algún momento de su vida”.
Mi respuesta siempre es, “el medio donde se desarrolla su educación y el afecto disciplina que aplicamos sobre el perro, junto a su genética”; esto último prioriza lo primero.
“Son factores que solo controlamos cuando seleccionamos sus montas o nos tomamos en serio su educación.” Esto les une a los dos criadores.
Al igual que lo criadores responsables se preocupan de los problemas genéticos como la displasia de cadera, o descartar posibles problemas oculares en sus descendencias. Tanto criadores de belleza como criadores de perro de utilidad se deberían unir por la misma causa, e ir trabajando la base de su criadero; “el carácter”.
Tratar de filtrar y hacer buena genética morfológica y psicológica es una tarea responsable, ya que el ego por el dinero destroza muchos perros.
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