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El refuerzo en la educación del perro

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El refuerzo en la educación del perro

Labrador jugando con una pelota

El tipo de refuerzo que apliquemos durante algún aprendizaje, provocará un tipo de respuestas u otra en el perro.

Algunos refuerzos motivarán al perro a actuar mientras están bajo presión, otros mantendrán el interés en el tiempo, mientras otros, harán que el perro entre en evitación.

Trataremos los diferentes tipos de refuerzos y lo que cada uno nos puede ofrecer en diferentes situaciones, basándonos en las respuestas que se han ido dando en el perro.

El refuerzo positivo a la hora de como adiestrar un perro;

Consiste en dar una recompensa al perro tras una acción, pudiendo ser comida, afecto o juego, con el objetivo de crear una respuesta positiva y asociativa hacia alguna acción.

Este tipo de refuerzo en positivo nos servirá para enseñar cosas simples al perro, pero, en el momento que se le exija, tenderán a evitar y buscar una vía de fácil resolución. El perro suele emplear la ley del mínimo esfuerzo.

La educación del perro creará respuestas automáticas en, no creará perros pensantes, en el momento qué no premiemos, entrará en conducta explosión, limitándose a repetir todas las conductas aprendida, hasta conseguir una respuesta por nuestra parte.

El refuerzo negativo;

Consiste en todos aquellos aprendizajes que se refuerzan en el perro a través de la evitación de algo negativo.

“El perro siente gratificante la evitación de aquello molesto o que peligra “.

Pensándolo bien, el medio nos pone constantemente este tipo de refuerzo en nuestro día a día;

  • Al cruzar la carretera, miraremos el semáforo o hacia los lados de forma automática.
  • Si vamos en exceso de velocidad y nos percatamos de un radar, disminuiremos la velocidad.
  • Si resbalamos por las escaleras y nos libramos de la caída, poniendo la mano en la baranda, la próxima vez, iremos aminorando el paso o nuestra mano tenderá a ir de forma automática a la barandilla, recordando aquella experiencia.
  • Al montarnos en el coche y nos decidimos a conducir, olvidando el cinturón de seguridad, el sonido molesto nos recordará que debemos de ponernos el cinturón. Sin darnos cuenta poco a poco nos adelantamos al sonido.

En todos estos ejemplos ha habido un aprendizaje, basado en la experiencia y la evitación sobre algo negativo, molesto o puede peligrar nuestra vida.

En el caso de los perros, en los cachorros concretamente, que normalmente andan atolondrados y valientes, por la ignorancia de los peligros de ambiente. 

Un día al bajar las escaleras con la velocidad con la que suele hacerlo, terminó resbalando. Seguramente que la próxima vez que se decida a bajar, recordará aquel susto y tratará de buscar la forma de bajar sin peligrar. 

Por lo tanto, el medio está haciendo pensar al cachorro, terminará aprendiendo a evitar aquella misma experiencia negativa.

El perro con el refuerzo negativo, tenderá a frenar un poco la iniciativa y a bajar la intensidad, pero, se ha demostrado que el medio lo hará más resolutivo y pensante. 

El refuerzo intermitente;

El refuerzo intermitente al igual que al humano, es el refuerzo más eficaz para mantener motivada la acción en el tiempo.

Es un refuerzo que está bien emplearlo cuando el aprendizaje está ya consolidado en el perro. 

Muy similar a las máquinas tragaperras, que no da premio tras muchos intentos, bajando la intensidad y motivación en la persona, pero, que un día tras un nuevo intento, consiguió el premio quedando reforzado todos esos intentos fallidos, para dar intensidad a nuevos intentos.

En los perros se suele enfocar el refuerzo intermitente en muchas especialidades.

  • Los perros de búsqueda de estupefacientes en los aeropuertos, son un ejemplo de refuerzo intermitente. Para mantener al perro con intensidad entre maletas y maletas, suelen meter una maleta “cebo” para hacer reforzar la acción en el perro y mantenerlos activos.
  • Los perros de rescate en escombros son muy dados a emplear este tipo de refuerzos. Tras encontrar la primera víctima, no se recompensa con su premio habitual, se hará con afecto y con palabras motivacionales, para dar nuevo punto de partida y buscar la siguiente víctima manteniendo o subiendo la intensidad. Dependerá del perro en estos escenarios para premiar con su juego, según la excitabilidad y la motivación del perro, se suele premiar en la segunda o tercera víctima.

Como ya mencioné anteriormente, el refuerzo intermitente no se utiliza en las fases de inicio de un nuevo aprendizaje en el perro. 

Se utiliza para subir o mantener al perro con intensidad, sobre una acción qué ya sabe hacer.

Si se aplicara el refuerzo intermitente en los inicios, se frustraría al animal y bajaría el interés sobre el aprendizaje. 

El refuerzo instrumental;

El refuerzo instrumental operante, forma parte del refuerzo positivo. 

Están el famoso clicker, una chapita de metal que emite un pequeño clic cada vez que lo accionamos.

El objetivo de esta herramienta, consistente en dar una recompensa al perro con comida, asociando un sonido sobre una acción deseada por nuestra parte.  

Vamos moldeando al perro hacia la intención que queremos sobre él.

Ejemplos; Sentarse, tumbarse, andar junto, la llamada…etc.

Lo hará bajo presión y sin exigencias. Todo refuerzo positivo que no esté apoyado por la disciplina, será un aprendizaje a medias. 

En el momento que al perro no le interese, priorizará otras cosas ya que aprenden qué el premio lo tiene asegurado.

El castigo aversivo;

De esta forma con el daño hacia el perro, conseguiremos que el perro deje de hacer lo que esté haciendo cuando nos ve aparecer, bajo el bloqueo, la tensión o el miedo.

El aprendizaje que existe es de huida para evitar ser dañado.  De esta forma no le pidas al perro que piense y aprenda cómo hacerlo en la calle.

No solo no será un perro no pensante, sino, que la conducta persistirá en la ausencia del propietario.

Tenemos un ejemplo muy demandado por propietario. Cuando se encuentran con que el perro ha hecho pis en casa. Rápidamente le echa la bronca y le restriega el pis sobre el hocico y acto seguido le pega.

Con este enfoque el animal aprenderá qué el dueño llegó enfadado y que algo hizo mal, pero, no solo no dejó claro aprendizaje, si no, que la conducta persistirá en su ausencia.

Los castigos aversivos son muy similares a aquella vez que salimos de fiesta y que al día siguiente la resaca no hacia muerto en vida, repitiendo una y otra vez “no volveré a beber”.

Con el tiempo, nos tomaremos una copa y al ver que no existen consecuencias negativas al día siguiente, la conducta volverá a repetirse.

Este recurso no tiene base compensatoria para el perro, ya que no solo no hace perros pensantes, si no que la ausencia de afecto y disciplina, sumado a la poca consistencia, no le llevará a consolidar ningún aprendizaje.

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