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Los miedos en los cachorros (Perro con miedo, caso real).

Los miedos en los cachorros suele provocar mucha angustia en los propietarios. Muchas veces un miedo minúsculo avanza hacia muchos miedos, contagiado por la angustia de la convivencia.
perro oculto

Los miedos en los cachorros (Perro con miedo, caso real).

perro con miedo
Galgo entre las sábanas

Un perro con miedo es algo que hace saltar las alarmas en los propietarios, sobre todo por lo escandaloso en muchos casos.

Caso real de un perro con miedo.

Hace poco me expusieron un caso de un perro con miedo de unos cuatro meses de edad, que presentaba miedo en la sociedad.

La perrita se llama Marley.

En casa, Marley inicialmente mostraba inseguridad a las personas desconocidas pero, que a su tiempo y ritmo terminaba aceptando a las visitas. Por lo demás, tenía un comportamiento normal.

El problema se acentuaba en la sociedad ante ruidos, movimientos;

  • Se mostraba agitada, sosegada, con exceso de salivación…etc.
  • La angustia le impedían poder centrarse y tener la percepción necesaria para aprender del medio o socializarse al igual que otros cachorro de su edad.

Sus propietarios acudieron a mí angustiados por el mal estar que presentaba la perrita cada vez que salía a la calle.

Hay que recordar, que los cachorros llegan a este mundo cargados de curiosidad e inseguridad ante el medio. Por eso es normal encontrar un perro con miedo a diversos estímulos extraños para él.

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Muchas veces ante cualquier objeción del medio, resuelven y aprenden por si mismos. Otras, necesitan el apoyo de una figura de referencia en su vida, para hacer frente a aquello que le produce inseguridad o angustia.

Los propietarios de Marley, trasmitían angustia ante el mal estar que experimentaba en sus salidas.

¿Que estaban proporcionando los propietarios?. Más angustia.

  • Les estaban haciendo consciente a la perrita de un problema.
  • Alimentaba su preocupación ante las salidas. Terminando Marley por anticiparse a la situación y vivir preocupada.

Ya estemos ante una inseguridad inicial o incluso, ante un TRASTORNO DE ANGUSTIA CON AGORAFOBIA.

Lo primero que debemos de hacer es endurecer al cachorro o perro joven, para comenzar a caminar hacia su independencia emocional.

Deben de aprender por si mismos autocontrolarse ante el medio;

  • Enseñar al perro a andar junto sin tensión.
  • Añadir movimientos para dar algo que hacer al cerebro del perro, con el objetivo de que no se escuchen tanto.
  • Que no moleste mientras permanecemos en una terraza o hablando con alguien.

Ahora exigimos a la perra que se centre mientras estamos paseando pero, sobre todo que se comporte.

Debemos de actuar al igual que otro perro, educando sin excepción. Sin trato como si tuviera una incapacidad.

Al contrario, te sorprenderá su capacidad de adaptación.

Ella necesita saber que estamos ahí, con nuestro afecto, atención y comunicación. Eso sí, con la disciplina que necesita la educación del perro.

A partir de estos conceptos claros, a la calle de rutas agorafobicas. Aprender de la vida que llegó.

Para que se entienda mejor, comparto una historia en similitud con el humano;

En mi barrio donde resido, vive una vecinita que tenía unos ocho años de edad, que cada vez que sacaba a mi perrita de cuatro kilos, corría despavorida en sentido contrario.

Hoy día tiene catorce años y pasa por mi lado con algo de tensión, sin mirar la perra, pero pasa.

¿Qué le hizo cambiar?….La exposición continúa y la madurez que ha ido adquiriendo.

Ella aprendió y razonó que “no es necesario” correr cada vez que me vea con la perra. En cierto modo, se ha endurecido.

Tanto mi vecinita, como Marley, ambas aprendieron que a la mínima angustia había que correr.

La conducta se fue reforzando con la liberación de la angustia ante la situación. Cuando en realidad no les hacía peligrar sus vida.

Esta forma de actuar, “Lo hicieron su forma de vida”….Ellas no fueron conscientes de que el miedo ya no era hacia algo específico, “su miedo se fue anticipando “.

El motivo inicial desapareció y vivían preocupadas por el encuentro.

Hay reflexionar mucho sobre nuestra forma de actuar, si queremos hacerles más adaptativos al medio.

La lastima o la pena, ante estas situaciones, incapacita o limita al desarrollo del cachorro.

Les inutiliza o les vuelven seres dependientes de otros ser para resolver las cosas simples de su vida diaria.

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