Factores que determinarán la personalidad del perro

En este blog  ya hemos tratado la importancia que tiene invertir tiempo en una socialización, en concreto para la personalidad del perro.

Tomándolo cómo uno de los pilares que irán construyendo un desarrollo emocional sano y equilibrado.

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Un perro con una socialización a medias, será un perro blando, que llegará a la madurez lleno de miedos e inseguridades y coartando su iniciativa.

Son perros que necesitan el apoyo de terceros (otros perros o personas) para resolver los conflictos emocionales ante los estímulos desconocidos.

Muchos de esos miedos suelen dar la cara en su madurez, porque esos conflictos no fueron resueltos en su momento.

Predominando los miedos e inseguridades sobre los aprendizajes que le ofrecemos nosotros o el entorno.

Pero hay otros factores que influyen en la personalidad del perro.

La personalidad del perro o sus características temperamentales

Su carácter determinará la predisposición y cualidades del animal, nos irá marcando sus avances o la necesidad de apoyo sobre alguna acción o gestión de emociones.

• La presión que es capaz de soportar ante las exigencias.

• La persistencia en su conducta aun recibiendo negativas en los inicios del aprendizaje.

• La recuperación del cachorro ante una corrección por nuestra parte o la presencia de estímulos negativos o desconocidos.

• La intensidad que muestra durante algún ejercicio que requiera cierto esfuerzo.

• La excitabilidad (media-baja o alta) permitirá tener más o menos atención sobre nosotros o él entorno.

• La curiosidad que muestra el perro ante el entorno le llenará de aprendizajes.

El temperamento nos irá marcando el tiempo de trabajo que es capaz de soportar o cuánta presión tolera en su educación o su adiestramiento.

La educación recibida y el compromiso de los integrantes “dentro de casa”:

Se ha demostrado que los perros que conviven dentro de casa o pisos, bajo unas normas respetadas y llevadas de forma consistente y comprometida, fomenta la resistencia necesaria sobre su frustración.

Sirviendo para poder adaptarse y desarrollarse en nuestra sociedad, aceptando y tolerando las objeciones que la vida le irá imponiendo.

• La permisividad o autonomía, hará de un perro chulesco, impulsivo. Mostrándose poco tolerante ante los límites de la convivencia.

• La hostilidad bloquea al perro, le tensiona, no le hace pensante, existiendo solo el aprendizaje de evitación o huida.

• El afecto confirmará muchas acciones del perro. Nuestra identidad educativa sobre el perro como animal social, hace que necesite de nuestros cuidados, atención o cariño.

Es por ello, que cuando confirmamos una identidad, nos permiten muchas exigencias.

• La disciplina con sus normas y límites desarrollará en el perro resistencia a su frustración, se volverá tolerante al medio.

Siendo el conjunto de la “DISCIPLINA Y EL AFECTO” lo que le hará madurar, permitiendo disfrutar y sacar partido a su compañía o su especialidad.

Progresivamente, se convertirá en un perro “pensante” ante de ser movido por sus impulsos.

Todo será fruto de los límites que se la han ido imponiendo en su vida rutinaria.

Las vivencias que experimenta el perro durante la edad temprana:

Un cachorro que haya vivido experiencias negativas, será verá repercutido en su iniciativa y en su tolerancia a la presión, cuando se le exija en la convivencia o en su especialidad.

Su autoestima se verá mermada, ya que los miedos impidieron ir creyendo en sí mismos.

Será un perro blando, que a la mínima decisión tomará acciones regresivas como mecanismo liberador de la presión que experimentan.

Estos aprenden a entrar a evitar la situación para no solucionar, viviendo constantemente desde la preocupación.

La experiencia quedará marcada dependiendo de  la intensidad del dolor o ansiedad que experimenta él animal.

Sus características temperamentales determinarán si hace frente al conflicto o se resignan.