La conducta de hacer agujero es una consulta frecuente, muy dada en perros que no saben gestionar sus emociones y no toleran la resistencia al aburrimiento, al cual suele derivar en frustración mal controlada. También se da en cachorros que se entretienen con todo aquello que le despierta curiosidad, entre ello está hacer agujeros. Esta conducta forma parte de la educación del perro y no se enfoca él caso como si de un trastorno se tratara.
Tras estudiar a los perros, como adiestrador de perros he concluido en que esto ocurre en perros y cachorros que pasan mucho tiempo a solas en el jardín y por falta de control educativo mientras deambulan a solas, sin una figura que imponga y controle la conducta, para que enseñe al perro a tolerar el aburrimiento y terminando un aprendizaje de autocontrol.
Cuando los propietarios me invitan a visitar el jardín de su casa, me suelo encontrar con una autentica minería. Boquetes distribuidos por todos los lados, césped, huerto, jardín…etc.
Suelo aconsejar que se delimite una zona del jardín donde nos asegure que el perro no volverá a reincidir, NI UNA VEZ MÁS en la conducta fuera de nuestro control. Y por supuesto, dejar claro a toda la familia que es una norma educativa no negociable, que entre todos se debe llevar a cabo con FIRMEZA.
De lo contrario, ni todos los premios, ni todas las correcciones, tendrán efectividad.
Es decir, cada vez que lo pillemos en nuestra presencia, le reprimimos y le mostramos de forma consistente que no aprobamos esa conducta. En nuestra presencia podrá acceder con normalidad a todas las zonas ya que ahí estaremos nosotros para educar.
La jaula educativa es una herramienta muy útil para fomentar resistencia al aburrimiento cotidiano tanto en cachorros, como en perros adultos. Es una forma de controlar en nuestra ausencia y de que aprendan a esperar al ver que no les queda otra opción, eso hará que la madurez del perro termine haciendo su trabajo.
Pero, sobre todo, lo interesante junto a los consejos anteriores, es que el perro este integrado dentro de la convivencia familiar. Esto controlará de forma progresiva sus impulsos gracias a las normas y límites que imponemos diariamente durante.
Tener al perro entretenido durante nuestra ausencia, como, por ejemplo, un Kong, los huesos prensados o cualquier otro juguete interactivo, ayudará a captar la atención del cachorro hacia el juego, aunque dudo que, si nuestra ausencia es de cinco horas, pase el tiempo completo con el juguete, ya que el cachorro por naturaleza es curioso y estará deambulando por todo aquello que se mueva y le parezca atractivo.
Pero, aun así, nunca está de más tenerlo a mano, ya que de vez en cuando se topará con el juguete y lo entretendrá.
Estos juguetes pueden estar dentro de casa, ya que son estimuladores y sobre todo su misión es entretener. Pero ojo, nosotros no participaremos en el juego dentro de casa, ya en la convivencia, se debe de respirar paz y tranquilidad, es como debemos tener a los perros adiestrados.
Si damos rienda suelta al perro en un jardín con total autonomía sobre su conducta, les garantizo que el cachorro no tendrá otra cosa que hacer que roer, hacer agujeros, perseguir la cola…etc. Mucho tiempo para hacer lo que les venga en gana, si ser controlado, ni conscientes de nuestro agrado o no.
Los perros aparcados en jardines, carecen de autocontrol, se mueven por impulsos, no saben gestionar emociones debido a su pobre o nula resistencia a la frustración, ya que carecen de límites. Nunca aprenderán, porque no se les dio la oportunidad de hacerles entender que queremos de él.
Si gastamos energía y lo relajamos mentalmente con algún ejercicio físico (no pelota o palo) o una especialidad si la tuviera asignada, hará que el perro canalice mejor su energía y le ayude a gestionar sus emociones cuando se encuentre a solas. Pero no olvidar que debemos de dar el derecho a la oportunidad de que el perro aprenda con las normas de convivencia diaria.
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