Introduction

Danko, miedos aprendidos (caso real)

Si no endurecemos los miedos avanzarán en el proceso hacia muchos trastornos, fobias
perro con miedos aprendidos

Danko, miedos aprendidos (caso real)

miedos aprendidos
Perro pichón maltés asustado

En este blog ya hemos tratado los miedos generalizados como puente hacia muchos trastornos y fobias. En este caso trataremos los miedos aprendidos.

Ya sabemos que un perro puede ser inseguro, o asustadizo biológicamente, pero qué la angustia, o la fobia necesita de las experiencias y los aprendizajes que se van dando en su vida diaria.

Los cachorros o perros jóvenes, van experimentando, y superando muchos miedos, al igual qué muchos otros llegarán. 

Los miedos van tomando forma y dirección si no ponemos medios, pero sobre todo si no se endurece al perro.

Entendiendo los desencadenantes de este caso, nos dejará claro cómo un miedo minúsculo, puede tomar forma y dirección hasta llegar a instaurarse en muchos miedos, trastornos o fobias. 

Limitando e incapacitando la vida del perro, llevado por la educación que se le ha proporcionado desde la pena.

Pasemos a exponer el caso de Danko…

Danko, es un perro mestizo con perro de agua español, de quince meses de edad.Se crió en el campo hasta llegado los nueves meses de edad. 

Fue más tarde, cuando su propietario decidió llevárselo a vivir junto a él a la civilización. 

Cuando su propietario me lo presentó, se veía un perro lleno de inseguridad ante un nuevo entorno (forma parte de la adaptación de cualquier especie).

Aunque estaba en constante vigilia y tensión, no tomé mayor importancia a los quiebros que mostraba ante los ruidos, movimientos o personas. 

El perro más allá de esa conducta, no presentaba signos de amenaza o agresiones antes lo que el creía qué peligrar su vida. 

Mostrando cierta resistencia sobre sus impulsos. 

Por lo que mi consejo para estos casos:

  • Tan pronto como el perro llegue a su nuevo hogar, habilitar un lugar de paz y comodidad. 
  • Poner normas y límites en la convivencia. Lo aagradecerán.
  • Durante los paseos se debe atar bien al perro para no permitir escaparse.
  • Moverlo mucho ( puerta de colegios, zonas peatonales, puerta de supermercado…etc). 

Si somos consistentes en estos puntos, no le quedará opción que permanecer en el lugar. Se endurecerá. 

Uno de los fuertes del perro junto a su memoria, es la capacidad de adaptación al medio, lo suelen hacer rápidamente. 

Efectivamente, a los tres meses volví a coincidir con el perro, mostraba un cambio asombroso.  

Se exponía con algo de timidez, pero se exponía con interés y curiosidad ante los demás. Jugaba con la pelota y perros amigos.

El perro puede ser asustadizo o miedoso como parte de su característica temperamental, pero al sentir que no quedó otra opción que “estar”, lo aceptó.

El problema llegó meses más tarde, cuando me comentó que el perro volvía a mostrarse asustadizo e insistente en volver a su casa.

Evitaba a toda costa estar en la calle,  buscando constantemente su casa como medio de salvación

¿Por qué se llegó hasta ahí? ¿Cuál o cuáles han sido los desencadenantes?

Como hemos dicho anteriormente, el desencadenante en este caso puede ser parte de su característica temperamental que es asustadizo,  inseguro o tímido. 

Pero, sea parte de su forma de ser o no, se debe de centrar al perro. 

Al final hacerse cargo de si mismo se traduce en madurez. 

No ayuda una educación desde la permisividad, es otro de los desencadenantes que acrecienta en este caso.

Si el perro siempre que sale a pasear lo hace suelto, porque según su propietario “le da pena no verlo correr”.

Al final el perro descubrirá cómo huir de la presión que siente ante el medio.

Siendo reforzada la conducta cada vez qué se escape hacia su casa, y con ello los miedos van tomando cada vez más forma y peso en la personalidad del animal.

Con la suerte de no ser atropellado mientras vuelve corriendo hacia su casa. 

El caso tiene fácil y difícil solución, ya que no hay que olvidar que el perro puede ser así.

Y teniendo en cuenta que si no se endurece al propietario, no se endurecerá al perro.

Se debe hacer ver que puede inutilizar al perro, al que nunca ha sufrió un daño físico, ni emocional. DE ESA FORMA NO SERA FELIZ NUNCA.

Llegados al punto donde se encuentra el caso, se recomienda abordarlo de la siguiente forma;

Repasemos los puntos anteriores.

  • Le haremos “sentir” al perro que ya no habrá más escapadas. Usa un collar adecuado que lo asegure. 
  • Enséñale a andar “junto” sin tirar de la correa. 
  • Cuando el perro tenga el concepto andar “junto” sin tirar de la correa, en los momentos en que presente los quiebros en dirección a su casa, se exigirá andar junto. 
  • Al igual que con la agresividad, con los miedos también hay que darles algo que hacer, para que no se centren tanto en si mismos.
  • Cambia el ritmo del paso o cambia de dirección de forma impredecible. 

Le hará estar pendiente al paso y a tu exigencia, antes qué a las ganas de irse a casa.

Dar continuidad es importante. No hay que ponerse tiempo, debe formar parte de su educación diaria.

Al final, si somos serios, terminará por ceder y olvidarse de esas ganas de largarse.

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