Introduction

Friend, El Perro Guardián Agresivo

La agresión no es heredada, pero si lo es su carácter, por eso es importante diseñar un modelo educativo que fomente autocontrol en su día a día en el perro
agresividad

Friend, El Perro Guardián Agresivo

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En anteriores artículos tratamos el tema de el perro avisador y los mecanismos de la agresividad.

Compartiré un caso para dar ejemplo a lo procesos de la agresividad y los mecanismo desencadenante, en este caso, en el perro guardián.

Se trataba de Friend, un perro guardián macho mestizo entre la raza malinois y rottweiler de 2 años de edad. 

En principio sus propietarios solicitaron los servicios para instruir al perro un mínimo de disciplina y desarrollar más control sobre sus impulsos.

Error qué cometen muchas veces el propietario del perro de compañía, confunden qué una obediencia salvará el problema, cuando realmente va más allá.

Es enseñar al perro auto-control y no convertirse en un perro guardián agresivo. Enseñar a ser tolerante ante el medio, haciéndole pensar que es la mejor vía para agradarnos.

Cuando llegue a la finca donde vivía el perro observé que vivían alejados de la civilización, en un amplio terreno junto a varios labradores (se crió con ellos).

Todos tenían acceso a todas las instalaciones, menos al interior de la casa donde viven.

El primer contacto con el perro fue un recibimiento un tanto desconfiado y de alerta.

Con ladridos al aire y mostrándose persistente en la conducta de echar las patas encima y el intento de hacer la monta, un comportamiento que dentro de una manada es jerárquica.

Con esta conducta denotaba ser un perro guardián que no sabía socializarse, ni gestionar sus emociones antes lo desconocido.

Según me contaba la persona responsable del mantenimiento de las instalaciones y que lo crió, el perro la última vez que salió de aquel terreno tenía apenas seis meses de edad.

Mi experiencia con Friend.

El primer día de trabajo para valorar el caso, me dispuse a salir de su hábitat con el perro.

Se observaba un perro un tanto tenso, inquieto y poco pensante en su acciones.

Intuía que si manejaba al perro bajo la exigencia, se volvería contra mí con algún impulso de agresión.

Al día siguiente cuando me propuse empezar su segunda sesión, me encontré al perro guardián atado a una verja, ya que en ese momento había visitas en las instalaciones (ponían tierra de por medio).

Me dirijo al perro con mi correa para empezar la sesión, cuando se tiró a morder al aire, sin cesar de ladrar solo para respirar, notando su frustración en los ronquidos cada vez que cogía aire.

Pasado la semana se corroboro mi intuición sobre sus inseguridades, no solamente no me dejaba manipular al perro guardián, que aún seguía desconfiando de mí.

Además, cuando presionaba al animal con un comando que ya tenía claro como el “tumbado”, este hacía ademán de agredir, marcando con los belfos, gruñendo o impulsándose.

Un perro con un temperamento fuerte y sensible por las razas que les une, junto a una carencia total educativa y de socialización. Su tolerancia a aceptar límites eran nulas.

A diferencia del perro avisador que ya se trató en este blog, este perro descubrió y aprendió que impulsándose lograba quitarse todas aquellas situaciones que les creaba inseguridad o presión (aunque aún no aprendió a agredir con intención).

La agresividad en el perro guardián.

Recuerda; La agresividad es un proceso de secuencias reforzadas entre ellas, por lo cual en este caso los mecanismos de la agresión estaban activos y con avance cada vez qué lograba salir airoso de la situación quedaba reforzada la acción.

El perro guardián día a día iba mostrando un paso más. Incluso se tiró a morder a un trabajador de las instalaciones que también lo había visto crecer.

Ya la dirección de la agresión estaba tomando una transición del vallado, a las personas, ya que la acción es la misma, “agredir”

Cada vez estaba siendo menos tolerante e irritable ante el entorno.

En este caso la motivación desencadenante fue el aprendizaje por modelamiento a través de uno de los labradores que ya hacía la valla, unido a la nula educación infundida, su escasa socialización, daban rienda suelta al instinto de perro guardián del animal (por supervivencia).

Cuándo este llegó a la madurez la conducta de consolidó.

Lo primero es cortar de raíz cualquier conducta de agresividad, haciéndole pensar que de esa forma no se llega a ningún lado. Así evitamos que avancen los procesos agresivos y se instaure en motivación hostil.

Este fue el enfoque que se llevó a cabo;

Uso del bozal para la convivencia y estar presente entre las visitas.

-Jaula educativa.

-Montar un modelo educativo adaptado a la convivencia y su entorno. Con un acuerdo sobre las normas y límites impuestos con firmeza.

-El perro debe de pasar el mayor tiempo posible en la convivencia.

Ejercicios de obediencia que generen autocontrol y le centren en lo que hacen, (junto, quieto, la llamada firme).

-La ayuda de recursos educativos qué de apoyo al “junto” para contener y lograr centrar al perro. 

Al igual que la agresividad qué fue avanzado progresivamente, hay que ser constante ,comprometidos y tener un acuerdo entre todos los integrantes. 

El perro pensará que no otra hay salida que aceptar y autocontrolarse.

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